Últimamente paso más tiempo limpiando la pluma que escribiendo.
Una es lo que todos los días hace y no lo que todos los días quiere hacer.
Observo mis manías, como quien observa un ficus y me deleito bailando en la línea que marca el límite. «Borders are bridges»
Cambia mi letra del principio al verso y se afila mientras madura, roja y llena del color que le da el sol. Se vuelve más larga y fina, más elegante. Lleva un paso gatuno que se estira a medida que atuso la espalda de cada vocal y recupera su habitual forma inventada de embelesamiento al mirarse en cualquier escaparate.
Todos los días, antes de salir de la trinchera, se engalana de acentos y trazos largos de final de frase. Atusándose, sabiendo que no necesita lectura más que la mía propia.
Silenciosa y aterida, abre las alas entre los párpados y juguetea en las persianas que dan forma a mi espejismo y vuela. Vuela. A sabiendas de que últimamente paso más tiempo limpiando la pluma que escribiendo.